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domingo, 24 de octubre de 2010

38. Le fabuleux destin d'une Drama Queen"

"Le Fabuleux Destin d'Amélie Poulain" era una de sus películas favoritas. Desde hacía poco más de un mes, además, llevaba un peinado que la gente aseguraba era muy parisino, al más puro estilo Amélie. Y le encantaba que hubiera tantas "coincidencias" o paralelismos.

Nuestra Drama Queen es mucho más egoísta que Amélie. Hasta ahí estamos todos de acuerdo. Ella siempre hacía suyas unas palabras que leyó una vez en algo escrito por Carmen Posadas y que decían así: "egoísta es todo aquel que no piensa en mí". Pero aún así, dejándo su egoísmo aparte, se vio enormemente identificada con Amélie. Ambas estaban dejando a un lado su propia felicidad para conseguir la de otros. En el caso que nos concierne (o no), el de nuestra Drama Queen, era en cierto modo algo voluntario. Le había cogido miedo a todo aquello. Ahora, le tenía miedo al tonteo, al cosquilleo en el estómago, a cualquier palabra bonita... Palabras bonitas escuchadas con anterioridad y que se quedaron en eso: palabras. Había decidido centrarse en los tonteos, cosquilleos y palabras bonitas de los demás. Estaba bien así. No necesitaba todo eso...

O eso se decía a ella misma... Se negaba a pensar que había vuelto a tontear. Se negaba a aceptar aquel cosquilleo que le removía el estómago, como si estuviera lleno de mariposas. Se negaba a escuchar o leer las palabras bonitas que le decían... Hacía oídos sordos, e incluso ojos ciegos, a todas las señales que indicaban que ahí estaba de nuevo... Le asustaba la evidencia de que alguien venía dispuesto a usurpar el sitio que él había dejado vacío.

Y por eso corrió a su habitación y rebuscó en la estantería hasta que encontró uno de sus DVDs más preciados. Efectivamente. "Le Fabuleux Destin d'Amélie Poulain". Igual de veloz, volvió al salón. Introdujo el CD en la ranura... Y Yann Tiersen comenzó a sonar... Esa banda sonora conseguía saltarle las lágrimas siempre. Y lo mejor, era que desconocía el porqué. No lloraba de pena, ni de alegría. Simplemente, esa música le provocaba eso. Eso, y todo el vello de punta.

Comprendió que su alter ego francés le estaba mandando una señal: No hay que tener miedo a ser feliz. Cuando algo llama a la puerta, hay que abrir. Y darlo todo. Y si sale mal, con abrir la puerta de nuevo para que se vaya por donde ha venido, es suficiente. Un nuevo Nino Quincampoix llamaba a su puerta. No estaba en Montmartre, pero cerraba los ojos, pensaba en el nuevo "él" y sonaba el vals de la película. No podía ser mala señal... Y decidió dejar la puerta entornada, para que él entrara despacito, y acariciara la cortina de cuentas de la cocina, haciéndola sonar, mientras ella preparaba un bizcocho observada por su gato, como en la pelicula...

    Decidió también que valdría la pena volver a París, sólo para tomarse un café en el Deux Moulins, o pasear en motocicleta y sin casco por Montmartre. Y que se casaría con aquel que consiguiera hacerla feliz tan sólo con eso... Porque ella también se merecía un fabuleux destin...





Sans toi, les émotions d'aujourd hui ne seraient que la peau morte des émotions d'autrefois







Vous au moins, vous ne risquez pas d'être un légume, puisque même un artichaut a du cœur.....

jueves, 7 de octubre de 2010

37. Idas, venidas, el mar y Cádiz de mi vida

    Llegó a la conclusión de que ya estaba todo superado. El problema estaba en que músicos y autores de todo el mundo se empeñaban en recordarle cosas. Empezaba a sospechar que todo era parte de un plan... Alguien quería que este blog existiera... De modo, que ya no se trataba de contar sus penas (o de hacer que alguien las contara por ella... -¡¡uy, casi me descubro!!-), sino de ofrecer lectura a sus seguidores que, aunque no muchos, por lo menos eran fieles.

    Atrás quedaban los días en los que los recuerdos venían acompañados de lágrimas. Atrás habían quedado también todos esos besos, todas esas miradas y palabras de afecto. ¿Qué aprendió de todo ésto? Que la vida es un ir dejando atrás unas cosas y otras continuo. Pero ésto no es malo. En absoluto. En la vida hay que dejar muchas cosas atrás. Buenas y malas. Pero se quedan atrás para dejarle sitio a otras que vendrán. Buenas y malas igualmente. No podemos acumular vivencias de esa manera. Lo que queda es el residuo. El residuo de lo bueno y de lo malo que tuvimos un día y que rechazamos en cierta manera para dejar paso a lo nuevo. De modo que otros besos vienen, otros besos van... Como todo en esta vida...

     Simplemente, le dolían las mentiras, las (llamémosle) promesas que ambos se habían hecho y que ahora quedaban rotas.

    Aquella fresca noche de principios de octubre, volvió a escuchar un pasodoble de carnaval, chirigotero, que hizo que a sus ojos asomaran un par de lagrimillas. Pero sólo se asomaban a mirar a aquellos chirigoteros. Luego, volvieron a su sitio. No lloró por aquellos recuerdos (que ahí estaban el tiempo que duró el pasodoble, no lo neguemos), sino porque tenía ganas de que llegara febrero... ¡¡Ni siquiera era su pasodoble favorito!! Después, se paró a pensar... Y todo volvía a empezar... Febrero... Cádiz... Carnaval... Y sólo pudo pensar: 'Tú te lo pierdes, chaval'.





Perdónenme, señores, que me emocione... Nunca podré olvidarte... Gracias por enseñarme tantas cosillas que no sabía... Cerca del Guadalquivir... Y al escuchar un tanguillo... Tierra bendita. Quiero cantar despacito... Resucita cada febrero. Dicen... que llora la playa besos que callan y no se olvidan. Del astillero al Falla corre un murmullo pa'l Mentidero... suenan coplillas de amores nuevos. Cádiz de mis entrañas, faro del marinero, luz que se mete en el alma...





Una noche de buen vino y de mejor compañia, anduvimos por la calle hasta aplastarnos el día... vi el paraíso en su boca...El mundo ajeno a lo nuestro iba a su velocidad, mientras que él y yo, anudados, nos prometimos el mar... Y me he pasado las horas... sólo por verlo pasar, aguantando las tormentas... Ya no lo volví a ver más... Uno y una no son dos, uno y una es lo que es. Y un día yo tomé mi senda y él la suya también. Y si el destino quisiera hacer con las dos un lazo, me agarraré a su cintura y haré un nodo con mis brazos, porque una noche sin luna nos prometimos el mar. La vida son 4 días y yo por el tercero voy. Y ese día que me queda lo soñé para los dos. Pero si por una de estas él no vuelve a pasar, recordaré que... nos prometimos el mar. Nos prometimos el mar, lleno de vida y de sal. Llenamos el corazón... Él es el mismo traidor... Nos prometimos el mar...

lunes, 4 de octubre de 2010

36. Lady Epic

    En realidad no sabría decir si estaba bien o mal. Superando el complejo de Bridget Jones, al menos...

    Habían vuelto a hablar, siempre empezando la conversación él. Estaba contenta. Sin embargo, en el transcurso de los días, las redes sociales volvieron a hacer de las suyas... Los tortolitos se dejaban mensajes... qué tierno, ¿verdad? Ésto la llevó a recordar cuando él le decía que nada de comentarios comprometedores, que no quería que la otra los viera. Y nuestra Drama Queen cumplió... Ahora se preguntaba por qué la censura no funcionaba igual a la inversa y se tenía que tragar esos comentarios que se dejaban, esas fotos juntos... '¿Qué pasa? ¿Que ella es más sensible que yo? ¿Te importa que ella sufra y no quieres que eso ocurra y te importa una mierda lo que sienta yo?'.

    Además, el secretismo que mantenían, además de alimentar un poco cierto morbo, en caso de romperlo, podría llegar a convertirla en una especie de Helena de Troya. En el caso troyano-griego, una mujer fue capaz de provocar una guerra por su culpa. En su caso, podría haber enfrentado a dos amigos. O conocidos... Da igual. Ahora, lo pensaba retrospectivamente y se auto-proclamaba gilipollas del año por no haber roto ese voto de silencio y haber gritado a los cuatro vientos que era feliz. Habría ardido Troya, pero a ella que le quiten lo bailao. Sin embargo, por haberse callado, acabó sintiéndose como Menelao, el marido de Helena. Ésta lo deja por Paris... Tanto Menelao como nuestra protagonista habían sido, digamos humillados, cada uno en su hábitat, época y circunstancias. Pero las ganas de pegar, de romper cosas y, ¿por qué no? de provocar una guerra eran compartidas. Su orgullo era su talón de Aquiles, y se lo habían destrozado.

    Al contrario de lo que pueda parecer, no había vuelto a recaer. Pero, hablando mal y pronto, hay cosas que joden y punto.




...I'm like 'Fuck you!'... 'And fuck her too!'... And although there's pain in my chest, I still wish you the best... I pity the fool that falls in love with you... Now baby... why did you wanna wanna hurt me so bad?