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viernes, 3 de diciembre de 2010

41. Volver a empezar

    Había llegado a un punto en el que tenía la sensación de que lo había perdido para siempre. El tiempo cura las heridas, así que, en cierto modo, se había acostumbrado a aquella situación.

    Un día, a mediados de noviembre, todo dio un giro radical. Poco a poco, él iba entrando en acción. Ella comenzó a notar matices que le decían que todo volvía a ser como antes, que la antagonista de esta historia había desaparecido del cuento. Pocos días después, él se lo confirmó... Ya dije una vez que, si el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, la mujer es el único animal que pierde la cuenta de los tropiezos. En este caso, era el segundo tropiezo con aquella piedra. Este 'chico-conoce-chica' que estaban viviendo parecía estar comenzando su segunda parte. Porque ella es así de blanda. No fue capaz de darle puerta, y allí lo tenía, de nuevo, todo lo cerca que podían estar a pesar de la distancia geográfica que había entre ellos.

  De pronto, fue como si se le borraran de la mente todos los recuerdos de aquel verano, todas las lágrimas lloradas y todos los malos ratos. Él había vuelto a ella. Y pensó que tropezaría con él una y otra vez. Se había jurado que le juraría odio eterno. Pero no podía.

    Fue como dar uno o dos pasos atrás. Lo bueno, es que ahora iba sobre suelo firme. Ahora estaba preparada para cualquier mal movimiento por su parte. Le había dado su voto de confianza. Otra vez. Sólo dependía de él seguir conservándolo. Porque era la última oportunidad que iba a darle.

    Recordaba el comienzo de aquel fin, cuando por poco tiempo se pudo decir que fueron tres. Tres son multitud. Y sobró ella. Ahora, volvía a estar en ese 'dos' al que ambas partes tenían miedo de poner ningún tipo de etiqueta. Sin etiquetas, mucho mejor... Preferían (volver a) dejarse llevar, a ver a dónde les llevaba todo aquello...

    Pensó en lo que le apetecía, a pesar de todo, volver a besarle. Pero recapacitó. Y por un momento, le dio pánico acordarse de aquel último beso que se dieron. Él había parado su coche en aquella parada de taxi para que ella se bajara. Aprovecharon aquel momento. Parecía que aquel beso no iba a terminarse nunca... Pero un taxista hizo sonar su claxon y los sacó de aquel ensimismamiento. Se miraron a los ojos... y ella supo que ese había sido el último beso que se darían en mucho tiempo. Lo supo. Efectivamente, le daban miedo los últimos besos. Pero estaba dispuesta a pasar por ahí...




...Dos pasitos para atrás. Tres son multitud, vayámonos a las cuatro los dos... Y dice el sabio... que ha escuchado por ahí que para subir al cielo hay que besarte primero. Pero tengo miedo a uno de tus besos. Miedo al último, al que duele, que se va y que ya no vuelve... Te besaría sin mirar a nadie más, sin avisar. Te besaría y nada más, sin pensar en un después, sin timidez... Te besaría de verdad. Ya me cansé de imaginar. Te besaría y mucho más. Un cuartito a media luz, y al encender, te beso (¡una, dos y tres!)... ¡Cómo te besaría!... Cuando diga el sol de amanecer...





¿Cómo borrar del camino las huellas de tu destino? ¿Cómo olvidar lo vivido, dándolo 'tó' por 'perdío'?... Para volver a empezar. Como la mar con la orilla, como la noche y el día, quiero volver a empezar... como si nunca te hubieses ido... Déjame que vuelva a partir de cero... Y bendita locura si tú me quisieses besar, olvidarlo todo y empezar de nuevo...

miércoles, 10 de noviembre de 2010

40. El embrujo de Dulcinea

    Por primera vez, no me apetece hablar sólo de nuestra protagonista. Ella llevaba una vida paralela con una amiga suya, hasta tal punto, que se llamaban hermanas. Salvando algunos detalles, sus vidas eran bastante similares en cuanto a encuentros y desencuentros amorosos.

    Por primera vez también, no encuentro paralelismos con una película, sino con un libro: Don Quijote amaba a Dulcinea y, todo lo que hacía, lo hacía movido por estos sentimientos. Dulcinea era su razón para levantarse, su razón para sacar valor para enfrentarse a los gigantes. La amiga que nos concierne en este capítulo, llamémosla DramaClon, en cierto modo actuaba igual que Don Quijote. Al igual que en el caso de Drama Queen, DramaClon y su Dulcineo vivían bastante lejos. La diferencia radicaba en que este Dulcineo no parecía ser un cabrón (perdón, con lo bonito que me estaba quedando todo…). DramaClon se levantaba y pensaba en él. De camino a la facultad, pensaba en él. En clase, pensaba en él. Volviendo a casa, pensaba en él. Preparaba la comida, comía y él seguía en su cabeza… Y así pasaban los días, esperando el momento de encuentro a través de Internet. Este Dulcineo hacía que DramaClon se levantara con ganas de comerse el mundo, le daba fuerzas para enfrentarse a sus gigantes, sus miedos y demás…

    ‘Basar una relación en ese contacto virtual no puede ser ni sano’, le aconsejó aquella tarde Drama Queen a DramaClon. Tal vez había aprendido la lección y por eso se permitía el lujo de aconsejar a una amiga. Drama Queen había llegado a la conclusión de que las relaciones a distancia son como la relación de Don Quijote y Dulcinea. Y es que, Don Quijote muere de amor al darse cuenta de que Dulcinea no existe, que era producto de su imaginación. Él mismo creó a Dulcinea por ese afán de encontrar a alguien especial. Como caballero, necesitaba una dama a la que dedicar sus victorias, una dama por la que estar dispuesto a perder la vida misma si fuera necesario. Y lo mismo pasa en cierta manera con las relaciones a distancia. Sí, la otra persona existe, está ahí. Pero en realidad es como si no. Con la distancia, sólo hay palabras, y una relación sin hechos, no es relación. No hay nada. No existe. Cuando nos enfrentamos a una relación a distancia, nos vemos en cierto modo “obligados” a crear a esa persona. Y es totalmente normal: no nos bastan las palabras bonitas a través de una ventanita de chat, ni un mensaje bonito… Nos falta lo mejor, que no es otra cosa que el contacto físico. Y lo suplimos por la ilusión. La ilusión de esa persona que debería estar junto a nosotros pero que no lo está. Esa persona que nos hace levantarnos cada mañana, esa persona que nos da fuerzas para enfrentarnos a los gigantes.

    Y como a Drama Queen le había pasado algo similar, decidió dejar a Dulcineo a un lado y centrarse en algún Sancho (sin Panza, a ser posible). Sancho fue siempre fiel a Don Quijote y estuvo siempre con él, a su lado, sin importarle sus locuras. Es más, eran precisamente las locuras de Don Quijote lo que le atraía y lo que le hacía quedarse a su lado.

    Y no tengo nada más que añadir… Espero que la metáfora quede clara.

 

 
 
 
Déjame esta noche soñar contigo. Déjame imaginarme en tus labios los míos. Déjame que me crea que te vuelvo loco. Déjame que yo sea quien te quite la ropa. Déjame que mis manos rocen las tuyas. Déjame que te tome por la cintura. Déjame que te te espere, aunque no vuelvas. Déjame que te deje tenerme pena... Déjame presumir de ti un poquito... Déjame que te coma sólo con los ojos. Con lo que me provocas, yo me conformo... ¡Qué bonito seria jugarse la vida, probar tu veneno!... Déjame esta noche soñar, soñar contigo...



 

martes, 2 de noviembre de 2010

39. Casualidades

    Aquella fría mañana de principios de noviembre lloró. Su antiguo móvil se cayó al suelo y dejó de funcionar. Le habría dado igual de no ser porque aún conservaba SUS mensajes. Aquellos mensajes tan tiernos que él le había mandado. Aquellos mensajes que eran la prueba de que le había dicho cosas que dejaron de ser verdad de un día para otro. Pensó incluso que, en realidad, nunca fueron verdad. Tras unos desesperantes minutos en los que, llorando, intentó devolver a la vida a su antiguo móvil, tiró la toalla. No había nada que hacer. En realidad, ya no leía aquellos mensajes, pero ahí estaban, por si alguna vez le apetecía recordar todas sus mentiras.

    Y entonces recordó "500 días juntos", la película que había visto aquel fin de semana. Primero, le vinieron a la cabeza todos los paralelismos que tenía su vida con aquella película. Siempre los puñeteros paralelismos con las películas. En este caso, sin embargo, se sentía identificada con el protagonista masculino. Tanto a ella como al personaje  de aquella película les ocultaron la verdadera razón de los cambios de actitud, que en ambos casos era la misma: había otra persona. A los dos les habían dicho aquello de 'nada serio' y ambos habían aceptado aquellas condiciones.  A ambos los cambiaron por otras personas y acabaron teniendo algo serio. Sí, aquellos que no querían atarse, acabaron atados y bien atados a otras personas. 'Odio a la gente poco coherente con sus palabras', pensó.

    Sin embargo, aquella película también le dio que pensar. Al final de la película (y sin ánimo de ser ninguna spoiler), nombran a las CASUALIDADES. Y echó la vista atrás. Todas las personas que habían pasado por su vida lo habían hecho por casualidad. Si hubiese nacido en otra ciudad, probablemente aquellos primeros escarceos hubieran sido con otros chicos. Si no hubiese decidido estudiar aquella carrera, no habría conocido a aquel otro. Si no hubiese decidido pasar aquel año en Londres, aquellas historias pasajeras no habrían ocurrido. Si no le hubiese gustado el carnaval, no habría conocido a otros tantos. Y, en consecuencia, no habría ido a Cádiz aquel febrero y no lo habría conocido a él. Todo eran casualidades. Puede que algunos lo llamen destino. Pero ella no creía en eso, y aquella palabra "casualidad" reflejaba más lo que ella sentía. Por eso, también pensó que el hecho de que aquella mañana su antiguo móvil se precipitara al suelo, no fue más que otra casualidad. Tenía que olvidar de verdad, y, ¿qué mejor manera que haciendo desaparecer lo bonito que quedaba de todo aquello? Así, sólo recordaría lo feo, las mentiras, el hecho de que él ahora le decía a otra lo que una vez le escribió a ella...

    También era casualidad haber conocido a aquel otro chico poco antes del momento fatídico en el que le jodieron aquel verano. No tenían por qué haberse conocido allí. Y, sin embargo, se conocieron. Fue casualidad reencontrarse. De aquella manera, pero reencontrarse al fin y al cabo. Casualidad era tener amigos en común sin saberlo. Y casualidad era que aquel maldito móvil se rompiera aquella mañana, en aquella época en la que tenía a este nuevo "él" todo el día en la cabeza. Éso sólo podía significar una cosa: 'olvida lo que te hizo daño y céntrate en lo que parece que se avecina. Puede que te haga daño igualmente. Pero no sería más que otra casualidad..." 







Lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo en un "güisqui" on the rocks... De pronto me vi como un perro de nadie... Me dejó un neceser con agravios, la miel en los labios y escarcha en el pelo. Tenían razón mis amantes en eso de que antes la mala era yo. Con una excepción: esta vez, yo quería quererlo querer y él no. Así que se fue. Me dejó el corazónen los huesos... Derrochando la bolsa y la vida, lo fuí, poco a poco, dando por perdido... Dijo "hola" y "adiós". Y el portazo sonó como un signo de interrogación... Porque ya no le importa... Me abandonó como se abandonan los zapatos viejos... Tardé en aprender a olvidarlo diecinueve días y quinientas noches.

domingo, 24 de octubre de 2010

38. Le fabuleux destin d'une Drama Queen"

"Le Fabuleux Destin d'Amélie Poulain" era una de sus películas favoritas. Desde hacía poco más de un mes, además, llevaba un peinado que la gente aseguraba era muy parisino, al más puro estilo Amélie. Y le encantaba que hubiera tantas "coincidencias" o paralelismos.

Nuestra Drama Queen es mucho más egoísta que Amélie. Hasta ahí estamos todos de acuerdo. Ella siempre hacía suyas unas palabras que leyó una vez en algo escrito por Carmen Posadas y que decían así: "egoísta es todo aquel que no piensa en mí". Pero aún así, dejándo su egoísmo aparte, se vio enormemente identificada con Amélie. Ambas estaban dejando a un lado su propia felicidad para conseguir la de otros. En el caso que nos concierne (o no), el de nuestra Drama Queen, era en cierto modo algo voluntario. Le había cogido miedo a todo aquello. Ahora, le tenía miedo al tonteo, al cosquilleo en el estómago, a cualquier palabra bonita... Palabras bonitas escuchadas con anterioridad y que se quedaron en eso: palabras. Había decidido centrarse en los tonteos, cosquilleos y palabras bonitas de los demás. Estaba bien así. No necesitaba todo eso...

O eso se decía a ella misma... Se negaba a pensar que había vuelto a tontear. Se negaba a aceptar aquel cosquilleo que le removía el estómago, como si estuviera lleno de mariposas. Se negaba a escuchar o leer las palabras bonitas que le decían... Hacía oídos sordos, e incluso ojos ciegos, a todas las señales que indicaban que ahí estaba de nuevo... Le asustaba la evidencia de que alguien venía dispuesto a usurpar el sitio que él había dejado vacío.

Y por eso corrió a su habitación y rebuscó en la estantería hasta que encontró uno de sus DVDs más preciados. Efectivamente. "Le Fabuleux Destin d'Amélie Poulain". Igual de veloz, volvió al salón. Introdujo el CD en la ranura... Y Yann Tiersen comenzó a sonar... Esa banda sonora conseguía saltarle las lágrimas siempre. Y lo mejor, era que desconocía el porqué. No lloraba de pena, ni de alegría. Simplemente, esa música le provocaba eso. Eso, y todo el vello de punta.

Comprendió que su alter ego francés le estaba mandando una señal: No hay que tener miedo a ser feliz. Cuando algo llama a la puerta, hay que abrir. Y darlo todo. Y si sale mal, con abrir la puerta de nuevo para que se vaya por donde ha venido, es suficiente. Un nuevo Nino Quincampoix llamaba a su puerta. No estaba en Montmartre, pero cerraba los ojos, pensaba en el nuevo "él" y sonaba el vals de la película. No podía ser mala señal... Y decidió dejar la puerta entornada, para que él entrara despacito, y acariciara la cortina de cuentas de la cocina, haciéndola sonar, mientras ella preparaba un bizcocho observada por su gato, como en la pelicula...

    Decidió también que valdría la pena volver a París, sólo para tomarse un café en el Deux Moulins, o pasear en motocicleta y sin casco por Montmartre. Y que se casaría con aquel que consiguiera hacerla feliz tan sólo con eso... Porque ella también se merecía un fabuleux destin...





Sans toi, les émotions d'aujourd hui ne seraient que la peau morte des émotions d'autrefois







Vous au moins, vous ne risquez pas d'être un légume, puisque même un artichaut a du cœur.....

jueves, 7 de octubre de 2010

37. Idas, venidas, el mar y Cádiz de mi vida

    Llegó a la conclusión de que ya estaba todo superado. El problema estaba en que músicos y autores de todo el mundo se empeñaban en recordarle cosas. Empezaba a sospechar que todo era parte de un plan... Alguien quería que este blog existiera... De modo, que ya no se trataba de contar sus penas (o de hacer que alguien las contara por ella... -¡¡uy, casi me descubro!!-), sino de ofrecer lectura a sus seguidores que, aunque no muchos, por lo menos eran fieles.

    Atrás quedaban los días en los que los recuerdos venían acompañados de lágrimas. Atrás habían quedado también todos esos besos, todas esas miradas y palabras de afecto. ¿Qué aprendió de todo ésto? Que la vida es un ir dejando atrás unas cosas y otras continuo. Pero ésto no es malo. En absoluto. En la vida hay que dejar muchas cosas atrás. Buenas y malas. Pero se quedan atrás para dejarle sitio a otras que vendrán. Buenas y malas igualmente. No podemos acumular vivencias de esa manera. Lo que queda es el residuo. El residuo de lo bueno y de lo malo que tuvimos un día y que rechazamos en cierta manera para dejar paso a lo nuevo. De modo que otros besos vienen, otros besos van... Como todo en esta vida...

     Simplemente, le dolían las mentiras, las (llamémosle) promesas que ambos se habían hecho y que ahora quedaban rotas.

    Aquella fresca noche de principios de octubre, volvió a escuchar un pasodoble de carnaval, chirigotero, que hizo que a sus ojos asomaran un par de lagrimillas. Pero sólo se asomaban a mirar a aquellos chirigoteros. Luego, volvieron a su sitio. No lloró por aquellos recuerdos (que ahí estaban el tiempo que duró el pasodoble, no lo neguemos), sino porque tenía ganas de que llegara febrero... ¡¡Ni siquiera era su pasodoble favorito!! Después, se paró a pensar... Y todo volvía a empezar... Febrero... Cádiz... Carnaval... Y sólo pudo pensar: 'Tú te lo pierdes, chaval'.





Perdónenme, señores, que me emocione... Nunca podré olvidarte... Gracias por enseñarme tantas cosillas que no sabía... Cerca del Guadalquivir... Y al escuchar un tanguillo... Tierra bendita. Quiero cantar despacito... Resucita cada febrero. Dicen... que llora la playa besos que callan y no se olvidan. Del astillero al Falla corre un murmullo pa'l Mentidero... suenan coplillas de amores nuevos. Cádiz de mis entrañas, faro del marinero, luz que se mete en el alma...





Una noche de buen vino y de mejor compañia, anduvimos por la calle hasta aplastarnos el día... vi el paraíso en su boca...El mundo ajeno a lo nuestro iba a su velocidad, mientras que él y yo, anudados, nos prometimos el mar... Y me he pasado las horas... sólo por verlo pasar, aguantando las tormentas... Ya no lo volví a ver más... Uno y una no son dos, uno y una es lo que es. Y un día yo tomé mi senda y él la suya también. Y si el destino quisiera hacer con las dos un lazo, me agarraré a su cintura y haré un nodo con mis brazos, porque una noche sin luna nos prometimos el mar. La vida son 4 días y yo por el tercero voy. Y ese día que me queda lo soñé para los dos. Pero si por una de estas él no vuelve a pasar, recordaré que... nos prometimos el mar. Nos prometimos el mar, lleno de vida y de sal. Llenamos el corazón... Él es el mismo traidor... Nos prometimos el mar...

lunes, 4 de octubre de 2010

36. Lady Epic

    En realidad no sabría decir si estaba bien o mal. Superando el complejo de Bridget Jones, al menos...

    Habían vuelto a hablar, siempre empezando la conversación él. Estaba contenta. Sin embargo, en el transcurso de los días, las redes sociales volvieron a hacer de las suyas... Los tortolitos se dejaban mensajes... qué tierno, ¿verdad? Ésto la llevó a recordar cuando él le decía que nada de comentarios comprometedores, que no quería que la otra los viera. Y nuestra Drama Queen cumplió... Ahora se preguntaba por qué la censura no funcionaba igual a la inversa y se tenía que tragar esos comentarios que se dejaban, esas fotos juntos... '¿Qué pasa? ¿Que ella es más sensible que yo? ¿Te importa que ella sufra y no quieres que eso ocurra y te importa una mierda lo que sienta yo?'.

    Además, el secretismo que mantenían, además de alimentar un poco cierto morbo, en caso de romperlo, podría llegar a convertirla en una especie de Helena de Troya. En el caso troyano-griego, una mujer fue capaz de provocar una guerra por su culpa. En su caso, podría haber enfrentado a dos amigos. O conocidos... Da igual. Ahora, lo pensaba retrospectivamente y se auto-proclamaba gilipollas del año por no haber roto ese voto de silencio y haber gritado a los cuatro vientos que era feliz. Habría ardido Troya, pero a ella que le quiten lo bailao. Sin embargo, por haberse callado, acabó sintiéndose como Menelao, el marido de Helena. Ésta lo deja por Paris... Tanto Menelao como nuestra protagonista habían sido, digamos humillados, cada uno en su hábitat, época y circunstancias. Pero las ganas de pegar, de romper cosas y, ¿por qué no? de provocar una guerra eran compartidas. Su orgullo era su talón de Aquiles, y se lo habían destrozado.

    Al contrario de lo que pueda parecer, no había vuelto a recaer. Pero, hablando mal y pronto, hay cosas que joden y punto.




...I'm like 'Fuck you!'... 'And fuck her too!'... And although there's pain in my chest, I still wish you the best... I pity the fool that falls in love with you... Now baby... why did you wanna wanna hurt me so bad?

lunes, 27 de septiembre de 2010

35. Drama Jones

    Por fin llegó el día de su cumpleaños. Se había pasado el fin de semana entero encerrada en su casa. Sus amigos se preocupaban... Todos sabían que era un poco Drama Queen, pero parecía que se le estaba yendo de las manos. Sin embargo, en realidad no deberían preocuparse. Se trataba de un simple y sencillo complejo de Bridget Jones.

    En primer lugar, la cercanía de su cumpleaños le hizo sentirse vieja. A punto de cumplir los 25 aún no había terminado la carrera. Sólo le quedaba una asignatura, pero ya se le estaba haciendo pesado. Ser la más vieja de la facultad tampoco le hacía especial gracia. Además, había comprobado que la mayoría de sus amistades ya habían terminado sus estudios, estaban trabajando, buscando trabajo, haciendo másters... Y ella seguía enclaustrada en una carrera que se le estaba haciendo más larga que un día sin pan.

    En segundo lugar, algunas de estas amistades estaban conviviendo con pareja, casadas, con hijos... Y eso le hacía plantearse si estaba perdiendo el tiempo. No se agobiaba. Simplemente recapacitaba sobre la edad que tenía y en qué punto estaba. Y éso era lo que la agobiaba.

    En tercer lugar, el verano había causado estragos en su físico. Nada alarmante, pero encontraba sus curvas algo más pronunciadas de lo normal...

    En definitiva: se veía como una (prematura) Bridget Jones. Y le parecía de lo más deprimente...






When I was young I never needed anyone, and making love was just for fun. Those days are gone... Sometimes I feel so insecure... All by myself...

miércoles, 22 de septiembre de 2010

34. What I did

    De repente llegó el otoño, sin avisar. Y con la lluvia y el viento, parece que llegaron las buenas vibraciones y los buenos pensamientos. Atrás quedaba toda la pena vivida aquel verano. Pero atrás quedaba también todo lo bonito vivido en primavera. Ella sólo deseaba tener la misma suerte que él, encontrar a alguien que la hiciera olvidar rápidamente todo lo vivido. Sí. Pensaba ésto de verdad. Pero en el fondo sabía que no se arrepentía (ni se iba a arrepentir de momento) de todo lo ocurrido. Y lo decía ahora, que ya se había cansado de llorar. Pensaba que había algo más especial de lo que resultó ser al final, pero era como si ambos supieran desde el principio que aquello no podía ser. Exprimieron al máximo lo poco que pudieron disfrutarse. Y eso es lo que acabó escociendo al final. No. No quería olvidar lo ocurrido. Y tampoco quería que él lo olvidara. Nunca. Hicieron lo que tenían que hacer en el momento en el que lo tenían que hacer. Se acabó. Ni olvidará ni se arrepentirá...




Kiss today goodbye, the sweetness and the sorrow. Wish me luck, the same to you. But I can't regret what I did... Look, my eyes are dry. The gift was ours to borrow. It's as if we always knew. And I won't forget what I did... Point me toward tomorrow. We did what we had to do. Won't forget, can't regret what I did...

martes, 21 de septiembre de 2010

33. Cama vacía

    Sería ridículo decir que llevaba toda la vida buscando a esa persona especial, porque toda la vida es demasiado. Pero digamos que sí era verdad que por lo menos desde la adolescencia. A punto de cumplir los veinticinco, llegó a la conclusión de que aquello era demasiado complicado. Nadie te avisa antes de embarcarte en esa búsqueda. Y una vez que empiezas, ya no puedes volver atrás. Y ya que es así, por lo menos podíamos venir provistos de un manual de uso. Con los años había fracasado tanto en estos intentos que dejó de buscar a su príncipe azul (vaya que destiña)... ¡¡Con la de colores neutros que hay!! (Walt Disney, le culpamos a usted de todo)

    Se juró que nunca más se fijaría en el típico niño mono con cara de no haber roto un plato en la vida... Había comprobado que eran los peores... Y sobre todo, se los buscaría mucho mayores que ella. Ah, no, que también le habían salido rana... Se estaba empezando a agobiar... ¿Es que ninguno valía la pena o qué?

    Pero cuando se paró a pensar sobre su situación, se dio cuenta de que, a pesar de los malos ratos vividos aquel verano, estaba muy a gusto, muy tranquila en ese terreno... A veces, mejor sola que mal acompañada. Y pensó que quería estar así, durante un tiempo indefinido.









Siempre estuve en busca del amor, ese complejo sentimiento que vivimos por momentos. Poco a poco ya te haces mayor, van fracasando los intentos, dejas de creer en cuentos... Eres joven, llamas la atención. Luego aprendes con el tiempo que sólo importa lo de dentro. No sé si se me pasó el arroz... Tengo la cama vacía de sentimientos, y no las pienso llenar por el momento. Tengo un millón de manías... y ya no pienso cambiar por ti.

lunes, 13 de septiembre de 2010

32. I love the way you lie...

    No sabía decirle qué era lo que sentía. Sólo la sensación que le provocaba en el estómago, que era sólo rabia. Rabia depositada durante esos meses y que había ido llegando allí, a su estómago, poco a poco. A veces era como si le costara respirar. Se dieron tanto y ahora tenían tan poco... O mejor dicho, ella ya tenía "tan poco" y el ya tenía nada... 'Esto es de locos... En la vida me habían hecho sentir así de mal', pensó aquella mañana de septiembre en la que permaneció en la cama hasta la hora de comer.

    Él le había prometido que nunca le haría daño y que odiaba a todo aquel que lo había hecho con anterioridad. Se ve que su forma de pensar cambiaba con el viento o algo así. 'Porque si no, que alguien me explique esto, porque no lo entiendo', se dijo.

    Quizá esto era lo mejor... Ya había distancia física, así que esta distancia... llamémosle emocional, no debería de ser muy diferente. Pero tenía tan recientes aquellos momentos que le parecía que había sido ayer. Sin embargo, ayer se acabó. Por muy raro que le pareciera o se le hiciera todo.

    Pensó que ojalá la vida fuera como un juego, de esos en los que vas guardando la partida y que en el momento en el que aparecen las palabras Game Over en la pantalla, fácilmente vuelves a lo grabado y haces las cosas mejor. A veces, la vida parece uno de esos juegos, pero de esos en los que te acaban diciendo Insert Coin. Llega un momento en el que una se queda sin monedas, no puede más y deja el juego sin terminar.

    Otra vez le había mentido... Y aquel pensamiento sólo conseguía aumentar esa rabia contenida. Era la gota que había colmado el vaso. Ya no podía más. Ella había sido sincera (quizá de más) con él... Así que le quedó el consuelo de haberle aportado aunque sea eso de cara al futuro. 'Mentir y engañar a la gente está muy feo, ¿sabes, guapo?'. Ella se había cansado de ese juego, esa especie de pilla-pilla en el que siempre le tocaba quedársela a ella... Y nunca lo pillaba...

    Sin embargo, parecía que le encantaba esa sensación, esa manera de mentir tan suya y ese hacerle daño con todo lo que hacia y dejaba de hacer. Si no, este blog no tendría sentido...






I can't tell you what it really is. I can only tell you what it feels like... I can't breathe but I still fight all I can fight... High off on love, drunk from my hate... It's so insane... You swore you'd never do nothing to hurt me... So they say it's best to go your separate ways... Yesterday is over and it's a different day. Sound like broken records playing over... You don't get another chance. Life is no Nintendo game, but you lied again... Now I know we said things, did things that we didn't mean... When it comes to love you're just as blinded... Don't you hear sincerity in my voice when I talk?... I'm tired of the games... Just gonna stand there and watch me burn. Well, that's alright because I like the way it hurts. Just gonna stand there and hear my cry. Well, that's alright because I love the way you lie.