Entradas populares

domingo, 29 de agosto de 2010

19. Lejos

    Se empeñaba en fingir que estaba bien. Y en el fondo lo estaba. Era sólo que le habían tocado donde más le dolía: su orgullo. Siempre que sus historias habían acabado, había sido ella la que había puesto fin. Las veces que lo había pasado mal por algún hombre había sido por enfriamiento, por un dejar que todo acabara, generalmente por parte de él. Algo paulatino. Que bien mirado, es mucho mejor: el cuerpo y la mente se van acostumbrando a esa ausencia y todo acaba por ser más llevadero.

    Pero esta vez todo fue diferente. No sólo en lo bueno (no recordaba que ni siquiera la hubieran mirado así con anterioridad), si no que también en lo malo. No es lo mismo ver la tormenta venir desde lejos y echar un paraguas en el bolso que que te pille una tormenta de verano en mitad de la calle y en chanclas. No sé si comprendéis la metáfora... Él, resultó ser un apacible día de verano. Ella se confió, se calzó su mejor calzado veraniego y se dejó llevar, en un paseo corto pero intenso. Ni el mejor meteorólogo podría haber previsto aquella horrorosa tormenta. Efectivamente, la pilló en chanclas y sin paraguas.

    Por otro lado, su "femme-fatalismo" iba bien. Aunque quizá lo ponía mal en práctica. O más bien, lo ponía en práctica con quien no necesariamente lo merecía. Y de todas formas, pensó en otra femme fatale histórica: Ana Bolena... Muy femme fatale, muy hija de puta (perdón por la expresión), pero acabó perdiendo la cabeza. Metafórica y literalmente. Al final le acabaría cogiendo miedo al "femme-fatalismo". De todas formas, se veía más como la sufrida reina triste, Catalina de Aragón, que como Ana Bolena...Tras muchos tropiezos, había llegado a la conclusión de que no fiarse de nadie era la decisión más acertada. Había aprendido a desconfiar de todos. 'Gracias por hacerme una desconfiada. Capullo". Insultó en singular, pero no vio sólo una cara. No es que su vida afectiva fuera más animada de lo normal. De hecho, era bastante standard. Pero sí que consideraba que llevaba más chascos de los necesarios. Porque sí. Un chasco de vez en cuando puede venir bien, puede hacerte valorar cosas o ayudarte a estar prevenida de cara a aventuras posteriores. O chascos posteriores en su caso. Pero ella iba de chasco en chasco, sin tregua alguna. Y no creía pedir tanto... ¿Acaso era tan difícil encontrar a alguien, qué te digo yo, con la cara de Henry Cavill, la manera de sujetar el cigarro de Alain Delon en sus mejores años (y sus facciones perfectas), la old school gallantry de Rock Hudson, o el encanto y atractivo general de George Clooney (que por cierto, cada día le recordaba más a Cary Grant)?

   
    Aquel día de agosto, echó un vistazo a cierta revista femenina. Era consciente de la cercanía de sus exámenes, pero la noche anterior había sido una noche movidita y su cuerpo no acompañaba a su mente Así que aquella mañana no hizo nada aparte de leer un artículo sobre los pasos a dar tras una ruptura... Pero, eso ya es otra historia...




Cuánto tiempo ha pasado desde el momento en que decías "no te vayas, agárrame fuerte que quiero seguir inventando momentos contigo que nunca terminan..." No quiero que pienses que lejos de ti no me acuerdo... Y si un dia de éstos, viajando, sales a mi encuentro, por mi madre que ya no te vuelvo a soltar otra vez. Y no puedo creer que me importe alguien que esté tan lejos. Si yo no soy así, no me entiendo, no sé lo que es ésto... Ya no como, no bebo, no duermo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario