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lunes, 2 de agosto de 2010

6. Prólogo de un viaje

    Lo primero que pensó al salir de su casa -maleta en mano- fue que no existe viaje sin percances previos. En este caso, la "simple" desaparición de su eye-liner logró sacar lo peor de ella. ¿Cómo era posible? ¡Si acababa de usarlo! 'A ver, Maribel' -pensó- 'No ha podido salir de la casa, y mucho menos de esta habitación'. Así que removió un poco las cosas que ya había en la maleta, sin desordenarlas. Nada. Ni rastro de su eye-liner. Al enfado que le causó aquel atentado contra su glamour, se sumó el causado por la ausencia de desayuno y a las escasas tres horas que había dormido. Y lo pagó con todo el mundo.

    Cuando se quiso dar cuenta, el autobús comenzaba su camino hasta el aeropuerto. La escasa media hora que lo separaba del centro se le hizo eterna. Y es que, aunque había viajado mucho, no podía evitar que el vuelo la pusiera nerviosa. Sin embargo, la noche anterior, entre los mensajes deseándole buen viaje, uno en concreto, inesperado al máximo, logró arrancarle una sonrisa, de esas de oreja a oreja. Ésto fue lo único que amainó su enfado y lo único que hizo que el camino se le hiciera algo más ameno.

    El vuelo Granada-Madrid le encantó. La mañana no había hecho más que empezar y el sol entraba precioso por la ventanita del avión. Pero seguía sin desayunar. Menos mal que en cuanto pisó Barajas pudo tomarse un sandwich y un café que le dio la energía que tanto necesitaba.

    Estando en la cola de embarque para el vuelo con destino a Estambul, se topó con Nuria Espert, con la que no pudo evitar fotografiarse. Y ella que siempre se ponía tan nerviosa a la hora de volar, pensó que aquella mujer era una especie de amuleto, una especie de garantía de seguridad. ¿Cómo iba a pasarle nada a aquel avión si llevaba en su interior a aquella Gran Dama del Teatro?

    Una vez en pleno vuelo, sus nervios se calmaron completamente, como siempre. Y por esto, con su amuleto Nuria Espert a bordo y el estómago lleno, el vuelo se le hizo muy ameno. Y como le encantaba entablar conversación con extraños en los aviones, pasó parte del trayecto hablando con un chico turco que le pareció de lo más atractivo.

    Pero si el inicio de un vuelo no terminaba de hacerle mucha gracia, el momento de pánico absoluto de cada uno de sus viajes era en el que tenía que ir en busca de su maleta. Le aterraba que se la extraviaran. Y por eso, en su bolso, echaba lo indispensable: lápiz de ojos, máscara de pestañas. blush y vaselina. Así que el hecho de encontrar su maleta nada más llegar a la cinta fue el mejor momento del día. Ése, y el momento en el que su "amigo" turco del avión se cruzó con ella y le guiñó un ojo.

 

PD: BSO para un viaje Granada-Madrid-Estambul, la BSO al completo de "Mamma Mia"

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